Maggie prosperó y excedió sus discapacidades físicas, con la excepción de su sordera. Maggie nació sin cóclea, los huesos en forma de caracol dentro del oído interno, que nos permiten a todos oír. En estos casos muchos médicos recomiendan un implante coclear tradicional, pero esto no era una opción para Maggie ya que ella tenia demasiado daño a los nervios auditivos de ambos oídos.No obstante, ni la familia Gleason ni Maggie se negaron a aceptar que Maggie era solo una adolescente sorda y nunca abandonaron el sueño que Maggie algún día iba a poder oír.
Finalmente, fue un gran descubrimiento científico que le cambió la vida a la familia Gleason. La solución era un implante auditivo de tronco cerebral que salta al oído y como una computadora convierte el sonido en impulso eléctricos. Estos impulsos viajan por la piel y se conectan al tronco cerebral, permitiendo lo que se entiende como “escuchar con el cerebro”. La cirugía tenía muchos riesgos pero finalmente en noviembre Maggie se convirtió en la primera adolescente sorda en hacerse la operación.
Su expresión cuando escucha, por primera vez, la voz de su madre, es un momento impresionante, tanto como su placer al oír a los ladridos de su perro. Con la ayuda de sus médicos, Maggie ha ido progresando y aprendiendo sobre los diferente sonidos y rangos de tonos.
¿El sonido favorito de Maggie? La voz de su padre. Aun le queda mucho por hacer, pero Maggie ya esta viendo hacia su futuro como chef de repostería.
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